Por lo que al tratamiento de las úlceras se refiere destaca el trabajo que publicó en 1975 en Annals of the New York Academy of Sciences el Dr. R. Miranda-Tirado, del Hospital Clínico de la Universidad de Chile. Se trata de un amplio estudio clínico con 1.371 pacientes con úlceras crónicas de diverso origen -la mayoría resultado de quemaduras- que llevaban más de un año sin resolverse y mostraban distintos grados de infección. El caso es que tras aplicar con un spray tres veces por semana una solución que contenía DMSO, antibióticos y antiinflamatorios el 95% se curó en unas semanas; detallándose casos espectaculares como el de un paciente de 60 años con una ulcera de origen varicoso en una pierna desde hacía ¡15 años!
El Dr. M. Lishner y sus colegas de la Universidad de Tel Aviv (Israel) presentaron por su parte en 1985 un trabajo de investigación clínica que se publicaría en Journal of the American Geriatrics Society. Veinte pacientes diabéticos con úlceras crónicas que no respondían a los tratamientos farmacéuticos convencionales fueron tratados diariamente -entre 4 y 15 semanas- con aplicaciones tópicas de DMSO lográndose la curación total de 14 y mejora parcial en los otros cuatro; dos en cambio no mostraron mejoría. Los investigadores lo atribuyeron a una mejor oxigenación del tejido, al aumento de la vasodilatación local y a una disminución de la agregación plaquetaria. Aconsejando ese tratamiento en todos los casos de úlceras diabéticas antes de optar por medidas quirúrgicas.
Asimismo se han estudiado los efectos del DMSO en las úlceras que a veces provoca el quimioterápico Adriamicina (Doxorubicina); lo hizo un equipo de la Trakya University de Edirne (Turquía) coordinado por el Dr. S. Uzunoglu aplicando tópicamente DMSO en zonas necrotizadas y extravasadas por el fármaco comprobando que es también eficaz en este tipo de ulceraciones. Los resultados se publicaron en 2013 en Journal of Plastic Surgery and Hand Surgery.